Tengo un amigo de la infancia
que me conoce bien y con el que hablo a menudo de la vida. Él insiste en que,
si el siglo XXI nos ha traído la preocupación por en Medio Ambiente, el cambio
climático, etc., la siguiente vuelta de tuerca será, sin duda, la burocracia;
ésta debe cambiar radicalmente para que la vida de los humanos mejore.
He estado leyendo el libro "Silencio administrativo" y es triste y real a partes iguales. Me da muchísima pena que podamos vernos reflejados en esta suma de
despropósitos donde el verdadero problema desaparece perdido en la maraña
burocrática. ¿Es que no hemos avanzado nada desde aquel preclaro "vuelva
usted mañana" de Larra?
Para un trabajador en la función pública lo más importante debe ser siempre el ciudadano,
antes que el funcionario o el político. El ciudadano, o el administrado
como se denomina -feo nombre-, debe ser el referente y los trabajadores públicos se deben a ellos en todas las parcelas que ocupen, Servicios Sociales, Urbanismo, Cultura, etc. Un pueblo bien administrado, con
coherencia, con humanidad, es un pueblo que termina siendo feliz.
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