Esta mañana acudí a dar el pésame a una amiga por la muerte de su marido, enfermo desde hacía años. Quedé previamente en recoger a otra amiga común a las 10 y, como me levanto con las gallinas, aproveché para sentarme en una cafetería cercana a leer y a escuchar música en el móvil; me explicaré.
Todos tenemos una banda sonora en nuestra vida, dice James Rhodes en el preámbulo de su autobiografía, elección mañanera para mi desayuno previo al funeral. Él ha creado su propia banda sonora para su libro, de manera que devoré el primer capítulo escuchando a Glenn Gould y su Aria de las Variaciones Goldberg de Bach.
El comienzo del libro es duro, imagino que para avisarnos del resto que promete ser magnífico y apasionante. No veo la hora de seguir con él.
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Glenn Gould, piano. Bach-Golberg Variations, *Aria.
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