martes, 20 de diciembre de 2016

EL REINADO DE LA MEDIOCRIDAD


Me pasó una cosa rara ayer por la tarde mientras veía esta película, "El ciudadano ilustre". A medida que iban pasando los minutos del largometraje me invadía una sensación de perturbación, lo estaba pasando mal. La película me estaba poniendo nervioso, la actitud del protagonista ante lo que se encuentra -un Premio Nobel de literatura que regresaba a su pueblo natal después de varias décadas-, los personajes que se van sucediendo, la actitud del pueble en general; lo estaba pasando mal. Ya a punto de terminar me dio un calambre en un muslo que me hizo deambular por el salón sin que se me quitara el dolor y no fue hasta después de varios ejercicios de estiramientos seguidos, calculo que durante cinco o seis minutos, cuando éste desapareció aparentemente. así que, por si acaso había sido la película parte de la causante del tirón, apagué la tele y subí raudo a darme una ducha caliente para después tomarme un relajante muscular y meterme en la cama.
Hoy la he terminado y, efectivamente, la película me causa perturbación. ¡Ah!, si la pregunta que se hacen es ¿debería ver la película? La respuesta es sí, por supuesto. El buen cine, perturbe o no, debe verse siempre.

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