Continúo disfrutando del libro de Philip Roth "Pastoral americana" y, como todo buen libro, te hace pensar casi en cada página de él. Esta mañana me encuentro con una reunión de antiguos compañeros de colegio, teniendo los protagonistas más de 60 años en el momento de la reunión. Claro está me hizo recordar mi época de colegio y las posteriores reuniones de antiguos alumnos, a las que dejé de acudir ya hace algunos años. No soy nada romántico al respecto, no guardo demasiados buenos recuerdos de mi época escolar aunque sí reconozco, en cambio, que me dieron, en general, una buena educación y una buena base para enfrentarme al instituto y a la universidad después. De todas formas el mérito de mi educación se los doy a mis padres, verdaderos artífices de lo que somos sus hijos.
No voy a las comidas de antiguos alumnos por muchos motivos, aunque dejémoslo en el comentado, mi poco romanticismo para recordar tiempos pasados, que en absoluto fueron mejores como hubiera dicho Jorge Manrique en sus coplas. Ahora, de aquella época conservo a mis mejores amigos, que más que amigos son hermanos también, pues compartimos nuestras vidas, de una manera u otra, desde hace más de 40 años.
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