El revuelo, una vez más, llega por los términos. Un acto de campaña del PSOE para hacer valer la presencia femenina en sus listas, el balance de las actuaciones del Gobierno en pro de la igualdad entre mujeres y hombres y, de paso, buscar el voto femenino, se zanja con la polémica por una expresión: "familias monomarentales". Cierto que el diccionario de la Real Academia Española (RAE) no recoge este término: solo admite monoparental para calificar a la familia limitada al padre o la madre y los hijos. Cierto que la gran mayoría de estos núcleos encabezados por un solo adulto tienen una mujer al frente. Cierto que en español manda el masculino en el plural. Y cierto que el Diccionario de la RAE es reacio a admitir términos feminizantes y, por supuesto, feministas. Ahí van algunos ejemplos: para los académicos sigue sin existir azafato. Y claro que los hay, aunque se defina solo como oficio femenino. El diccionario solo incluye azafata. Por si fuera poco, aún mantiene la entrada en la que considera más huérfano a quien carece de padre. "Dicho de una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre", define. Admite parental, pero no "marental": el primer término incluye al segundo y resulta imposible diferenciar si se refiere a padre o a madre cuando es preciso.
A cuenta del feminismo, los socialistas han mantenido una batalla de términos en la que a menudo han salido escaldados por quienes les han atizado con el diccionario como fiel de la balanza idiomática. Las "miembras" de Bibiana Aído, por ejemplo. Claro que esa palabra no está en sus páginas, pero hay quien la usa aunque no se admita en el gran libro. Otra vez fue la propia academia la que, de motu proprio, inició las escaramuzas. Se dirigió al Gobierno en contra del término género, para pedir que la ley contra la violencia que sufren las mujeres no llevara ese nombre. Y ahora, le toca a las familias monomarentales, aunque el pecado sea otro.
En el PSOE aseguran que el término, defendido desde las organizaciones feministas, se incluyó ayer porque era un acto dirigido a las mujeres y se hablabla de distintos aspectos con mirada femenina. Figuraba en el documento "Para que gane la igualdad", un catálogo de medidas que incluía entre otras "apoyar a las familias monomarentales", encabezadas por una madre. El problema es que se dejaba fuera a las encabezadas por hombres, una fórmula aún minoritaria pero en ascenso. De ahí que en los pasillos del Congreso la diputada socialista Elena Valenciano saliera al paso explicando que las ayudas también van dirigidas a las familias de padre solo y que si se había empleado el término monomarental era para poner el foco en que la mayoría tiene como cabeza a una mujer. Poco había costado incluir a las dos. De esa forma, quienes se amparan en el diccionario para enmascarar la desigualdad se habrían quedado sin argumentos. Y no se discutiría de términos, sino de contenidos.
A cuenta del feminismo, los socialistas han mantenido una batalla de términos en la que a menudo han salido escaldados por quienes les han atizado con el diccionario como fiel de la balanza idiomática. Las "miembras" de Bibiana Aído, por ejemplo. Claro que esa palabra no está en sus páginas, pero hay quien la usa aunque no se admita en el gran libro. Otra vez fue la propia academia la que, de motu proprio, inició las escaramuzas. Se dirigió al Gobierno en contra del término género, para pedir que la ley contra la violencia que sufren las mujeres no llevara ese nombre. Y ahora, le toca a las familias monomarentales, aunque el pecado sea otro.
En el PSOE aseguran que el término, defendido desde las organizaciones feministas, se incluyó ayer porque era un acto dirigido a las mujeres y se hablabla de distintos aspectos con mirada femenina. Figuraba en el documento "Para que gane la igualdad", un catálogo de medidas que incluía entre otras "apoyar a las familias monomarentales", encabezadas por una madre. El problema es que se dejaba fuera a las encabezadas por hombres, una fórmula aún minoritaria pero en ascenso. De ahí que en los pasillos del Congreso la diputada socialista Elena Valenciano saliera al paso explicando que las ayudas también van dirigidas a las familias de padre solo y que si se había empleado el término monomarental era para poner el foco en que la mayoría tiene como cabeza a una mujer. Poco había costado incluir a las dos. De esa forma, quienes se amparan en el diccionario para enmascarar la desigualdad se habrían quedado sin argumentos. Y no se discutiría de términos, sino de contenidos.
Charo Nogueira. / http://blogs.elpais.com/mujeres/2011/05/mono-qu%C3%A9.html
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