Cada cual uno encuentra su personal motivación para empezar el día; los hijos, los perros, un viaje a la vuelta de la esquina, un pago que se acerca, un trabajo satisfactorio, etc., etc., etc. No sé cuál es la mía, pero el hecho es que cada mañana vuelvo a estar al pie del cañón y a las 7 estoy ya fresco como una lechuga. Hay que pedirle más a la vida, por si las moscas, que nunca se sabe lo que al final te va a dar...
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