Perdonen mi frívolo escrito de hoy, reconozco que es para leerlo, si acaso, y olvidarlo ipso facto.
Que queremos ser inmortales es un hecho, ya casi nadie (casi) se extraña de ver a tanta famosa y famoso, famosilla y famosillo, operada/o y reoperada/o [en este caso no escribo en el nuevo lenguaje "inclusivo" sino que el género es tan real como la vida misma]. Pues sí, operaciones de estética allá donde mires, bembas, pómulos, tetas, culos... Recuerdo una en la cola del aeropuerto en Luxor que tenía, literalmente, dos salchichas frankfurt por bembas colorás, esperpéntico. Ya las ves en todo tipo de caras, ya no en ancianas o maduras sino en pibas jóvenes incluso, ¡qué necesidad! Cuánto daño han hecho las Kardasian.
¿Esto tendrá límite alguna vez? Me temo que no, sabiendo que una persona con anorexia se ve gorda frente al espejo, éstas no se verán jamás suficientemente jóvenes.
"La arruga es bella", dijo una vez Adolfo Domínguez; me temo que no se lo han perdonado jamás los cirujanos plásticos.
Para muestra un botón: Alaska.
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