domingo, 18 de diciembre de 2022

ÉRASE UNA VEZ

 


Los comienzos de las novelas pueden ser una declaración de intenciones. ¿Quién no se traslada a cada una de estas historias nada más leer estas frases?

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Podéis llamarme Ismael.

Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.

He vuelto hace unos instantes de visitar a mi casero y ya se me figura que ese solitario vecino va a inquietarme por más de una causa. En este bello país, que ningún misántropo hubiese podido encontrar más agradable en toda Inglaterra, el señor Heathcliff y yo habríamos hecho una pareja ideal de compañeros.

Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera.

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.

Escribir así de bien sólo me hace desconsolarme por ello y anhelar tiempo para seguir leyendo. Ahora, quizá mi comienzo preferido de todos sea éste de Dickens:

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De qué novela de Dickens es el último párrafo? Podría escribirse para hoy.

jctraveller dijo...

Historia de dos ciudades. Maravillosa novela.