Ayer fue un día triste por muchos motivos, no sólo por la muerte de Verónica Forqué, muerte que nos hace replantearnos, una vez más, la importancia -la poca importancia- que se le da a las enfermedades mentales. pero digo que no sólo por esta triste noticia, también por la comparecencia vergonzosa de Rajoy en el Congreso donde, como no podía ser de otra manera, volvió arre que erre a negar hasta la Caja B del PP, hecho muchas veces confirmado hasta hoy; claro que cómo no va a seguir negándolo, ¿qué pasaría entonces con los ya famosos "papeles de Bárcenas" y su M. Rajoy, que hasta ahora nadie ha sabido descubrir de quién se trata...
Por un lado el expresidente y por otro la "Justicia" suiza que exonera al rey emérito de los ingresos de 109 millones de dólares recibidos desde Arabia Saudí, Bahréin y Kuwait. Unos milloncitos de nada, lavados y planchados. Me pregunto quién se pregunta aún por la desafección monárquica de las nuevas generaciones (bueno, y las no tan nuevas).
Como guinda las noticias sobre el
Covid, su incidencia, la dichosa 6ª ola, la intransigencia de los antivacunas y/o
egoístas, que no son lo mismo pero son iguales o el bochornoso espectáculo de
Ayuso en Madrid dando su bendición Urbi et Orbi a las cenas navideñas a pesar de que todas las
evidencias desaconsejan las aglomeraciones, hacen que me plantee seriamente un
nuevo apagón informativo como lo logré hacer durante el confinamiento. No se
merecen mi atención, en absoluto; ya bastante me cuesta seguir viviendo.
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