domingo, 5 de enero de 2020

AÚN NO

5 de enero, víspera de Reyes. Las ciudades repletas de gente comprando, los centros comerciales insufribles, tanto como el Parlamento de España, en pleno "debate" de investidura (¿alguien se cree que se trata de un debate?), la radio echando humo desde La Carrera de San Jerónimo; la vida continúa como siempre.
Me tomé un café esta mañana, temprano, para no perder la costumbre -esperando que dios me ayude-, y al volver a casa escuché parte del debate, precisamente cuando el portavoz de UPN (Unión del Pueblo Navarro) contestaba al partido vasco Bildu. He de reconocer que estaba de acuerdo con lo que escuchaba, lo que allí se dijo del sufrimiento causado por ETA, los muertos de uno y otro partido, el fascismo que supone una ideología que se impone a la fuerza, matando. Estaba se acuerdo, sí, pero también pensaba que en España nos cuenta aceptar que somos un país democrático, un país donde no se entiende este sistema de gobierno, lo que ello significa. No tenemos una democracia asentada, por mucho que lo repitamos; no acabamos de aceptar el resultado de unas elecciones, nos cuesta sumar y reconocer el resultado.
Me dio por pensar que los argumentos esgrimidos, una y otra vez, son válidos según cuando interese. Léase Constitución Española, que se coloca como ariete únicamente si ayuda a defender un argumento, o la Ley de Memoria Histórica, tan atacada por la Derecha porque "reabre viejas heridas" (claro que nunca hablan de tantas y tantas familias donde ésta no se ha cerrado nunca), pero que igual que ésta se ataca sin piedad se vuelve a hablar de ETA una y otra vez. Yo no soy nacionalista, en absoluto, me ponen enfermo, tanto como los independentistas, los fascistas. Odio el fascismo, el terrorismo de cualquier forma, y como tal creo que el diálogo es necesario siempre. Tenemos que buscar aquello que nos une por encima de todo y no centrarnos en lo que nos separa. 
Ya he escrito muchas veces el concepto que tengo de los independentistas catalanes, a los que entiendo como fascistas por imponer su ideología de manera tan vehemente que parece que en Cataluña todos piensan igual. Gran falacia. Ni que decir tiene que allí están gobernados por unos políticos que no respetan las leyes, jaleados por algunos, sin entender que éste es el primer paso serio para que la democracia desaparezca. Ni independentistas, ni terroristas ni nadie que se imponga a los demás por la fuerza. Esto no es democracia, ni se le parece.
Con la primera votación como fondo masoquista dibujo un rato antes de meterme en la cocina a preparar dos recetas para mañana: ensalada alemana y helado de chocolate negro.

NOTA. Tenemos que seguir hablando de los muertos de la Guerra Civil, hasta que se hayan abierto las fosas y se cierren todas las heridas; de los de ETA, del Holocausto y de tantas y tantas barbaridades perpetradas por el ser humano, porque como dicen, debemos recordar el pasado para entender el presente y preparar el futuro. No olvidemos que, mientras no se demuestre lo contrario, la Democracia es la forma menos mala de gobierno. 
Como me dijo un amigo sabio, tener significa mantener. Es un error dar por hecho que lo que tenemos durará toda la vida per se. Desgraciadamente tenemos que luchar por mantenerlo, sin duda.
Y ahora un poco de música después de la política, remedio infalible.

Clannad, *Theme from Harry's Game.

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