La ciencia contra la homofobia: 5 descubrimientos que
callarán la boca de cualquier homófobo
Noviembre 17, 2019
Las comunidades religiosas, las personas exentas de
curiosidad, aquellas personas que cuentan con un nivel cultural bajo o aquellas
que sustentan su sistema de pensamientos bajo un dogma de cualquier tipo… Todas
ellas tienen algo en común. Están lejos de la realidad y sufren una
ceguera mental que no les deja flanquear el límite de sus prejuicios.
La mayoría de las personas que presentan estas
características y que además son heterosexuales suelen oponer algún tipo de
resistencia (o al menos sí algún tipo de prejuicio) contra la comunidad
LGTB.
Lejos de recordar que las personas LGTB son PERSONAS, las
encasillan y optan por suprimirles derechos sociales aunque no obligaciones
para con la sociedad. Resulta paradójico que hoy una persona gay esté
debatiendo si tiene derecho a casarse o tener un hijo (como el resto de
personas heterosexuales pueden hacer) pero sin embargo pague religiosamente los
mismos impuestos que el resto de personas. Mismas obligaciones (sin
distinción de orientación sexual), pero no los mismos derechos (aquí sí
discriminando por orientación sexual o identidad de género).
Seguramente te relaciones con muchas personas ciegas de
mente (y quizá también de corazón) que no sólo te discriminan por tu condición,
sino que además lo hacen amparándose en argumentos realmente falsos y fruto de
la más pura incultura.
A continuación compartimos contigo los hallazgos de la
ciencia a este respecto y cómo gracias a ella se están destapando todas
las falsedades que durante décadas han condicionado nuestra mente:
1. «La homosexualidad va contra natura»
Es uno de los argumentos más comunes dentro de la mentalidad
clásica y tradicional. «La homosexualidad es algo totalmente antinatural porque
no permite procrear y es fruto de una enfermedad mental». Afortunadamente, se
ha demostrado que dentro del reino animal la homosexualidad es algo que
también se manifiesta y no solo eso. Es algo más común de lo que podrías
imaginar. Existen muchísimas especies animales donde la homosexualidad es
habitual. Según diferentes estudios especializados está muy relacionada con
necesidades de la especie tan importantes como la supervivencia, la adaptación
evolutiva y el fortalecimiento de las relaciones interespecies.
Al fin, la ciencia ha logrado demostrar algo y de forma muy
rotunda. Uno de los dogmas más difundidos por la religión católica es
totalmente falso. Este dogma es: «La homosexualidad no es algo natural. Los
hombres tienen que estar con las mujeres«. Dentro del reino animal podemos
encontrar la friolera de más de 1.500 especies de animales donde la
homosexualidad es algo muy común. Entre ellas, los pingüinos, los cisnes, las
jirafas, los chimpancés y todo tipo de aves. Esto demuestra de una forma
irrebatible que el acto sexual como tal no siempre se lleva a cabo con una
finalidad reproductiva sino que puede tener una finalidad social real.
2. «Las relaciones entre personas del mismo sexo no son
duraderas»
«Las personas homosexuales (especialmente los hombres) son
infieles y sus relaciones nunca son duraderas». Es otro de los prejuicios que
tenemos implantados dentro de nuestra memoria social. Una vez más se trata de
un concepto heredado del heteropatriarcado y la iglesia católica. Ha sido
habitual que se sientan menos serias las relaciones entre dos hombres o
dos mujeres precisamente porque automáticamente se relacionan con la
promiscuidad y con el concepto de amistad. Se trata de un estereotipo que de
hecho esconde una realidad bien distinta.
Una de las investigaciones más importantes llevadas a cabo
hasta ahora sobre la estabilidad de las relaciones homosexuales señala de hecho
todo lo contrario. Ésta fue llevada a cabo por el psicólogo y profesor de la
Universidad de Washington John Gottman, de hecho, logró demostrarlo de una
forma totalmente empírica y con datos exactos y cuantificables.
Durante más de 12 de años se recopilaron datos acerca del
funcionamiento y desarrollo de una gran cantidad de parejas homosexuales.
¿Adivinas cuántas de esas relaciones acabaron durante ese período de tiempo? ¡Tan
sólo el 20% del total!
De hecho esa tasa proyectada a un período de cuarenta años
es mucho más reducida que la de las parejas heterosexuales durante ese mismo
tiempo. La conclusión, obviamente, fue que la sociedad necesita librarse
de una vez por todas de esta clase de prejuicios que tan sólo nos llevan a
la discriminación gratuita y que además no se fundamente en argumentos reales.
3. «La mayor parte de los pedófilos son homosexuales»
La pederastia es seguramente el mayor crimen que pueda
cometer un ser humano. Casualmente, la ideología heteropatriarcal y
católica también relaciona a los gays con los pedófilos y durante décadas
y siglos ha afirmado gratuitamente que los hombres homosexuales cometen más
pederastia que el resto de personas.
Una vez más, la bendita ciencia ha podido demostrar que esto
no es así y que curiosamente no sólo es así sino que es todo lo contrario.
Hacia el año 1989, Kurt Freund, un reconocido físico y
sexólogo canadiense dirigió una investigación en el Instituto de Psiquiatría de
Clarke. Durante el estudio se mostraron imágenes de niños y adolescentes de
ambos sexos a hombres homosexuales y heterosexuales en las mismas condiciones.
Al mismo tiempo que éstos las observaban pudieron medirse también sus
reacciones físicas ante dichos estímulos.
Los resultados fueron contundentes: Los hombres
heterosexuales se excitaban mucho más que los hombres homosexuales y
especialmente con las niñas.
Además, otro estudio desarrollado por una pediatra y
profesora de la Universidad de Colorado, Carole Jenny, reveló resultados
similares. En este caso, se entrevistó con una muestra de casi 270 niños que
habían sufrido abusos sexuales por hombres adultos. En el 82% de los casos
el agresor tenía una pareja heterosexual y se encontraba en el entorno más
cercano del pequeño. Del total sólo hubo dos personas homosexuales implicadas
en dichos abusos: Un hombre homosexual y una lesbiana.
Muchos otros estudios (como los llevados a cabo por el
profesor Gregory M. Herek) demuestran de forma contundente que los hombres o
mujeres homosexuales (o bisexuales) no son ni de lejos más propensos a
practicar este tipo de abusos. De hecho las estadísticas revelan totalmente lo
contrario.
4. «Los padres homosexuales no pueden criar niños de una forma
normal y saludable»
Las personas heterosexuales que carecen de cultura e
información al respecto suelen oponerse al matrimonio homosexual e igualitario.
Por supuesto, la adopción o la paternidad también les supone un handicap y una
idea que rechazan por completo alegando que se trata de algo «que
perjudica a los niños» o que «un niño necesita el referente de un padre y
una madre para crecer de una forma saludable».
Una vez más, las estadísticas desmienten dicha afirmación y
además curiosamente, vuelven a hacerlo de una forma contradictoria. Y es que
según revelan los datos aquellos niños que han sido criados y educados por una
pareja homosexual suelen tener una vida más estable y un rendimiento
escolar superior al de aquellos niños educados por parejas heterosexuales.
Una investigación desarrollada sobre
una muestra de 90 adolescentes (el 50% de ellos convivía con una pareja
homosexual y el 50% restante con una heterosexual) arroja resultados claros.
Durante el estudio se valoraron factores de todo tipo en su vida cotidiana así
como su desempeño dentro de la sociedad. Los resultados de ambos grupos fueron
casi idénticos aunque aquellos que formaban parte de una familia
homoparental tenían mejores calificaciones en la escuela.
5. «La homosexualidad es algo que se elige y además “se puede
‘curar’ con un tratamiento adecuado”»
«La homosexualidad es una enfermedad» es un mantra
emblemático dentro de las comunidades conservadoras y repletas de
fundamentalismo. Hoy en día este concepto nos hace reír y esto es gracias una
vez más a la ciencia.
Aún así, en la actualidad muchas personas continúan pensando
que la orientación sexual forma parte de una «decisión» o un «trastorno
mental» que con el tratamiento psiquiátrico o psicológico adecuado se
puede enderezar o corregir.
Desde las ramas más duras de la ciencia como la genética se
ha afirmado que más que una enfermedad o deficiencia, la homosexualidad es un
rasgo más del ser humano. Al igual que el color de nuestros ojos, la
sexualidad no es más que otro rasgo que genéticamente heredamos. Se trata al
final de una cuestión que se sostiene en la más pura genética y que se
fundamente en una base biológica clara.
Para estudiar la homosexualidad a nivel genético se han
llevado a cabo numerosos estudios en los que se ha comparado a gemelos
idénticos (que comparten la totalidad de sus genes) y aquellos que son gemelos
fraternales (tienen en común sólo la mitad de sus genes).
El resultado fue claro: Todos aquellos gemelos idénticos
presentaban una misma orientación sexual fuese cual fuese (heterosexualidad,
homosexualidad, pansexualidad…). Sin embargo, esto no ocurría así con aquellos
gemelos fraternales. Estos indican que el factor diferenciador podría ser
genético y por supuesto está lejos de cualquier tipo de «enfermedad» o
problema de salud.
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