sábado, 23 de noviembre de 2019

BELLA FIGLIA DELL'AMORE

Rigoletto es una ópera especial para mi, no sólo por haber asistido a muchas de sus representaciones sino porque es una de las que he podido disfrutar en el Metropolitan de Nueva York. En ella todo es sublime, desde el aria de Gualtier Maldé de Gilda hasta el maravilloso cuarteto del Acto III -sólo por estas arias vale la pena la ópera-. En esta ocasión asistí a la representanción el jueves pasado dentro de la Temporada de Ópera 2019-2020 en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife.
Por fin una ópera que me resultó completa, de la que poco puedo decir que no me haya gustado. El elenco muy bien, a destacar Gilda (Leonor Bonilla,una soprano canaria con un gran futuro) y Rigoletto /Luis Cansino, gallego-madrileño) y, por supuesto, la siempre magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife.
Esta vez la escenografía ha estado a la altura, sobria y elegante, sin pretensiones y sin el horror vacui al que nos tienen acostumbrados; un coro bastante comedido, sin demasiados aspavientos ni sobreactuaciones como siempre, y pocos figurantes, afortunadamente. Una preciosa ópera que me hizo disfrutar un buen rato.
¿Lo peor? Los dichosos móviles durante la representación, tanto que en un entreacto tuvieron que repetir por los altavoces* que, por favor, mantuvieran los teléfonos "completamente apagados". Y el calor, ¿cómo es posible? Un teatro de ópera donde el aire acondicionado parece brillar por su ausencia. De pena.

*A ver, al señor que anuncia la ópera y las condiciones durante la misma, cámaras, vídeos, móviles, ¿No hay nadie que le diga que empezar con estas palabras es un horror?:
- Atención, por favor, se ruega un momento de su atención. 
¿Pero quién habla así?
*Bella figlia dell'amore.

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