sábado, 23 de noviembre de 2019

SÁBADO

Beethoven, *Sinfonía nº9, 2º Movimiento.

Suena la 9ª Sinfonía de Beethoven mientras ordeno la mesa del despacho de mi casa para empezar el laborioso fin de semana que me espera, y más cuando quiero tomarme dos días de la semana que viene para terminar unos proyectos que me tienen todo el tiempo copado. Un sábado que llega después de una semana complicada, con mucho trabajo -dentro y fuera- y que ha hecho que haya llegado a la cama, cada noche, rendido.
¡Cuánto cansa un mal ambiente en la oficina! Es como intentar incesantemente no ser absorbido por el remolino que hay en medio del estanque, y les aseguro que nadar a contracorriente cansa muchísimo. Luchar contra molinos de viento por la mañana desgasta tanto que continuar con los asuntos de la tarde se convierte en una tarea ímproba. Sabido es que la gente tóxica cuanto más lejos mejor, pero a veces esto es tan difícil de conseguir.
Unos días alejado de la óbita ayuntamentil para recargar las baterías, poner al día mi profesión privada -mi privada profesión, nunca mejor dicho- y retomar el trabajo con ganas, si esto es aún posible.

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