domingo, 14 de mayo de 2017

EUROVISIÓN

Bodrioeurovisión, como lo llamamos mis amigos, pero el hecho es que sigue siendo un tema recurrente de conversación, en los grupos de Whatsaap -como anoche-, y nostálgico también al recordar las veces que nos reunimos en la que fuera mi casa en Santa Cruz, Villa Titanic por aquello de la inundación del 2002. Eurovisión, la disculpa perfecta para reunirnos, comer, beber y, de camino, atender un poco al televisor.
Pero ahora ya no es lo que fue, por no estar hasta Uribarri pasó a mejor vida; Ahora es un gran espectáculo a lo Operación Triunfo, un escenario impresionante, unos efectos especiales increíbles -benditos ordenadores-, una noche amena, si te gusta la música, claro está. Anoche casi hubo de todo, disco, modernidad, caspa, bodrios muy bodrios, de todo. Gente guapa, menos guapa, fans desesperados por chupar cámara y finalmente una votación ágil; ¿dónde han quedado aquellos puntos en francés? Nos queda Íñigo intentando adivinar los votos de los diferentes países, nada más rancio, aunque sin Uribarri no es lo mismo... Grecia por la reina, Portugal por la cercanía, etc., etc. Todo tiene un tufillo decadente pero lo que vi fue auténtica televisión. No aguanté la votación completa, eché de menos los douze points de toda la vida y ni el culo del espontáneo me entretuvo, terminé aburriéndome. Aún así, me gustó Portugal, España muy floja y yo que no serviría para jurado porque no di ni una.

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