lunes, 5 de enero de 2015

LOS CAMELLOS DEL BARCO

Ha saltado a las páginas de los periódicos locales la denuncia interpuesta por unos viajeros que vieron el estado en el que se trasladaba a unos camellos, realmente eran dromedarios, en barco desde Lanzarote a Tenerife, todo fuese por dotar de cabalgaduras a sus majestades durante la Cabalgata de la víspera de Reyes. Esta mañana, ¿o quizá fue ayer? leía unas declaraciones, a colación de la mencionada denuncia, del empresario que había traído a los susodichos camélidos y este señor aportaba unos datos que, a priori (desconozco completamente la idiosincrasia de estos animales), podían tener su lógica; el empresario decía que se trasladaban juntos para que no se pusieran nerviosos, que se comportaban mejor si iban muy juntos, etc. Si bien, repito, podría tener razón, aunque el sentido común -aplicado supongo por los denunciantes- hacía pensar en un claro hacinamiento de los pobres animales marineros por obligación-, al final de sus declaraciones ponía la guinda: >es que hay gente que trata a los animales como si fueran sus hijos.
Y digo yo, ¿a este señor qué le importa cómo trate la gente a los animales con los que vive? ¿es que le molesta en algo? (claro, si van y ponen denuncias sí, por supuesto).
El amor puede darse de mil manera según cada cual y querer a los animales es signo de inteligencia caballero.

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