Muere Lolita Sevilla, la mujer a la que Berlanga “robó” Mr. Marshall
Luis Alemany, Manuel Martín Martín
Aparece la noticia de la muerte de
Lolita Sevilla (a los 78 años) y todos tardamos medio segundo en relacionar su
nombre con el de 'Bienvenido Mr. Marshall', con la escena en la que entona el
famoso 'Americanos, os recibimos con alegría'. Unos segundos que sintetizan una
carrera entera. Lo gracioso de esa ecuación es que, en realidad, a Lolita
Sevilla le robaron esa película, que, según le prometieron, estaba planteada
como un vehículo para su lucimiento. Sin embargo,los gamberros de Bardem y Berlanga tenían
otra idea en la cabeza y con la excusa folclórica, metieron un gol a la censura
y a la pobre tonadillera.
Claro
que la vida de Lolita Sevilla no empezó en 'Bienvenido Mr. Marshall' ni con ese
improbable nombre con el que se dio a conocer. En realidad, Lolita se llamaba
Ángeles Moreno Gómez, nació en Sevilla, en el barrio de San Lorenzo, el del
Cristo del Gran Poder, en 1935. Echó a cantar en las academias del Maestro
Realito y de Adelita Domingo, que es como decir el molde de la era dorada de la copla.
Debutó con las galas juveniles, se enganchó a la compañía de los Chavalillos de
España y llegó a madrid con 15 años para ser una estrella inmediata. Conoció al
prioductor Joaqyuín Reig en la sala de fiestas del Jardín de Villarrosa de
Madrid, y allí nació su papel en 'Bienvenido Mister Marshall' y su camino hacia
las 'Coplillas de las divisas', el pasacalles que todos conocemos como
'Americanos'.
Hubo
réplicas: 'Tremolina', con texto de los Álvarez Quintero, 'Malagueña' dándole
la réplica a Antonio Molina, 'Habanera', casi una superproducción histórica
para el modesto cine español de los años 50, dirigida por José María
Elorrieta... Hubo espectácullos como 'Las chicas del barrio' y nuevos himnos
como 'Cántame un pasodoble español'. Hubo viajes y éxito en Venezuela y Argentina, en Italia y
Portugal.
Pero también hubo un eclipse temprano. A partir de los
años 60, la figura de Lolita Sevilla empezó a languidecer, a media que el mundo
de lo folclórico (así, en genérico) cambiaba. Apareció el flamenco, separado de
la copla, como un fenómeno más salvaje y sensual, más contracultural, que
Sevilla, varada en la copla y sus convenciones (fue una de las últimas artistas
capaces de mover la bata de cola como Dios manda), no quiso o no supo explorar.
http://www.elmundo.es/cultura/2013/12/16/52aedf7722601de80b8b4589.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario