Fallece Joan Fontaine,
uno de los últimos eslabones con el Hollywood dorado
Patricia Tubella,
Londres.
16.12.13http://cultura.elpais.com/cultura/2013/12/15/actualidad/1387132357_395738.html
La muerte de Joan Fontaine a
los 96 años pone fin a una de las últimas estrellas de la edad dorada de
Hollywood. La ganadora del Oscar porSospecha, una de las actrices
favoritas de Alfred Hitchcock y que el productor David O.Selznick lanzó a la
fama falleció el domingo (madrugada del lunes en España) en su casa en Carmel
(California, EEUU) de causas naturales. Su carrera artística se prolongó a lo largo
de seis décadas en las que aspiró a otros dos Oscar que no consiguió,por Rebeca (película que
daría nombre a esa famosa prenda de vestir en honor a la que lucía en el filme)
y por La ninfa constante. Pero igual o más que su carrera,
Joan Fontaine fue famosa por la rivalidad que la unía –o mejor dicho, la
separaba- de su hermana y también actriz, Olivia de Havilland.
Su hermana mayor fue la primera en probar suerte en Hollywood lo que
forzó a Joan a cambiarse de apellido. Y sus primeros pasos fueron papeles
menores en películas como A Million to One u Olivia.
Nada comparable para ese entonces con el clásico que protagonizó su hermana en
1939, la Melanie de Lo que el viento se llevó. Sin embargo
fue Fontaine y no de Havilland la preferida de O.Selznick en esa fiesta en la
que le presentó a ese director que despuntaba llamado Alfred Hitchcock.
Junto a él rodó Rebeca y años más tarde, Sospecha, ambos trabajos por los que
recibió una candidatura al Oscar, premio que consiguió transformar en
estatuilla con esta segunda cinta. Fue esta victoria la que envenenó para
siempre la relación entre estas hermanas actrices nacidas en Japón de familia
británica y distante parentesco real. El mismo año que Fontaine defendía la
candidatura por Sospecha De Havilland fue candidata
por Si no amaneciera. Fontaine no sólo ganó el Oscar sino
que se negó a aceptar las felicitaciones de su hermana. Ambas no volvieron a
dirigirse la palabra. De Havilland ganaría en años posteriores otros dos Oscar,
por La heredera y Vida íntima de Julia Norris. Fontaine
y De Havilland, todavía con vida a sus 97 años, son las únicas hermanas que han
conseguido un Oscar en la historia de estos premios. Pero como declaró Fontaine
en una entrevista, la rivalidad siempre estuvo ahí. “Mi hermana es un león. Yo,
un tigre. Y según las leyes de la jungla nunca podremos ser amigas”, dijo.
Incluso durante la reunión de legendarias ganadoras del Oscar que organizó la
Academia en 1979, las dos hermanas fueron situadas en extremos opuestos del
escenario. Además de sus trabajos junto a Hitchcock, la única actriz que
trabajó con el maestro del suspense que consiguió un Oscar, Fontaine
protagonizóJane Eyre junto a Orson Welles, September
Affair y Island in the Sun. Casada y divorciada en
cuatro ocasiones, Fontaine deja dos hijas de sus diferentes matrimonios. “En el
momento que escucho la marcha nupcial, se acabó el matrimonio”, comentó
Fontaine en una ocasión. La actriz también fue reconocida como decoradora de
interiores y como piloto profesional, alguien que salió de su retiro para
protagonizar en 1994 el telefilme Good King Wenceslas y para
participar como jurado del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Muere Peter O'Toole, la mirada de Lawrence de Arabia
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Fue el protagonista de una de las verdaderas joyas legadas por el cine,
ese Lawrence de Arabia de intensísima mirada azul que propulsó la carrera de un
actor irlandés tan talentoso como vividor y amante del buen whisky. Los ojos de
Peter O’Toole se apagaron definitivamente en un hospital de Londres, donde
falleció a los 81 años después de una larga enfermedad que su agente no
precisó.
Aquel papel del aventurero inglés que se sumó a la revuelta árabe
durante la Primera Guerra Mundial, las decenas de películas que le siguieron y
también los numerosos escenarios en los que bordó a los clásicos a lo largo de
medio siglo acabaron convirtiendo a este intérprete en toda una leyenda de su
oficio.
Cuando el director David Lean reclutó a O’Toole para que encarnara en la
gran pantalla al oficial del ejército británico TH Lawrence en la épicaLawrence
de Arabia (1962), el actor nacido en Connemara (República de Irlanda)
era un desconocido del gran público que se había bregado en los teatros de
Bristol y Londres desde los 17 años. Su salto a primera línea de la profesión
fue fulminante y le abrió la llave de un Hollywood en el que desembarcó de la
mano de una generación de grandes intérpretes británicos de sólidos recursos
interpretativos, pero temperamento más bien iconoclasta. “Sí, con (Richard)
Burton y Richard Harris pregonábamos los 60. Bebíamos en público y hacíamos
abiertamente lo que todo el mundo hacía entonces en privado”, se jactaba el
actor.
Fue, como ellos, una gran estrella, que dio lo mejor en papeles
inolvidables como su Enrique II en Beckett, el profesor
de Adiós Mr Chips, El león en invierno o, ya
en su madurez, el actor desencantado y rebelde de Mi año favorito. Nunca
se olvidó de los escenarios, en Londres, en Nueva York o en Dublín, donde
interpretó un sinfín de papeles shakespearianos, de Beckett, de Shaw, de
Chejov, en el que siempre consideró su medio natural. Peter Seamus Lorcan
O’Toole amaba la literatura, declamar y, en especial, los sonetos de su amado
William Shakespeare.
Pero para las grandes audiencias siempre fue Lawrence de Arabia, el
papel que se lo dio casi todo, excepto uno de los siete Oscars que recabó la
película (entre ellos, Mejor película y Mejor director). O’Toole fue nominado
en ocho ocasiones, pero sólo consiguió la estatuilla cuando le fue concedida a
título honorífico hace diez años. Entonces estuvo a punto de rechazarla, más
exactamente de pedir que retrasaran su entrega hasta que cumpliera los 80 años,
“porque todavía estoy en el juego y aún podría tener la oportunidad de ganar ese
mocoso (en alusión al Oscar)”, dijo entonces. Siempre expresaba lo que pensaba
—lo que no siempre le granjeó simpatías en el gremio— e intentó ser consecuente
con su modo de pensar cuando, en 1987, rechazó el título de caballero de la
reina Isabel II por razones personales y políticas. Esta fue una de sus perlas: “Al
contrario que los actores, el público y los críticos están absolutamente faltos
de preparación. El primero solo piensa en divertirse, y los críticos, que por
lo general son artistas frustrados, derraman sobre nosotros sus bilis,
insatisfacciones y complejos…”. Apenas vivió en su Irlanda natal, pero ejerció
de irlandés por todos sus poros (su padre era irlandés y su madre escocesa) a
pesar de que algunos medios aseguraban que en realidad era oriundo de la ciudad
inglesa de Leeds, y no de la irlandesa Connemara.
La última ocasión fallida se produjo en 2006, cuando la Academia de
Hollywood volvió a incluirlo en la lista de candidatos a mejor actor principal
por su interpretación de un actor viejo y lascivo en el filme británico Venus. Fue
derrotado por el americano Forrest Whitaker (El último rey de Escocia) y
un O’Toole ostensiblemente envejecido no ocultó su decepción. El año pasado
decidió finalmente arrojar la toalla y despedirse de un oficio al que, según
sus propias palabras, estaba “profundamente agradecido, porque me ha permitido
trabajar con gente estupenda, con buenos compañeros con los que hemos
compartido el inevitable destino de todos los actores: fracasos y éxitos”.
Peter O’Toole deja dos hijas y un hijo habidos respectivamente de sus
matrimonios con la también actriz Sian Phillips y con Karen Brown, además del
legado de una carrera plagada de títulos sobresalientes y también de algunos
proyectos fallidos de los que nunca se arrepintió, porque agradecía de su
oficio que le hubiera procurado estabilidad económica, además de fama y
prestigio.
Fue extrovertido y alegre,
también díscolo y combativo, y sobre todo fue el propietario de unos magnéticos
ojos de azul intenso capaces de inundar toda una pantalla.
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