La democracia, al menos la que conocemos en España, es mentira. Toda (bueno, o casi). Desde que se acercan unas elecciones generales, locales, europeas o lo que sea, empezamos a escuchas hasta la saciedad las dichosas frasecitas que se repiten una vez y otra, elección tras elección:
- El poder reside en el pueblo, ¡vota!
- Hazte oir, ¡vota!
- Los políticos son tus representantes.
- El Parlamento representa al Pueblo.
- El Senado vela por las minorías.
- BLA, BLA BLA.
Después de todas estas mentiras votamos y, entre horquilla y votos escrutaos, gana el que sea y es entonces cuando entramos en la segunda fase de las majaderías recurrentes:
- Gana la "fiesta de la democracia".
- El Pueblo ha hablado.
- Se ha consolidado la democracia.
- Es hora de cumplir las promesas hechas.
- BLA, BLA BLA.
Pasa el tiempo, empieza el fútbol y los toros, Tele 5 sigue emitiendo basura, Merkel estornuda y cae la Bolsa y nuestros políticos, esos mismos quehansidoelegidosporelpueblo (¿o no era así?) empiezan con el donde digo Digo digo Diego, lo prometido no era exactamente esto o aquello, la realidad se impone, el deber manda y BLA BLA BLA. ¿El programa electoral? ¿y eso qué es? Señores ¡que tenemos mayoría absoluta! (o sea, que hacemos lo que nos da la gana).
Y no pasa nada porque esteeseljuegodelademocracia, el sistema menos malo que conocemos.
Y no pasa nada. ¡NO PASA NADA!
Hoy hemos visto (escuchado o leído) otro momento vergonzoso para la historia de España, para la dichosa fiesta de la democracia. El Presidente del Gobierno se planta en el Parlamento (día 1 de agosto, media España de vacaciones), supuestamente a dar explicaciones por el caso Bárcenas. Dice lo que le da la gana, niega la primera, no contesta a ninguna pregunta directa (véase comparecencia de Rosa Díez como ejemplo) y se queda más pancho que ancho porelbiendeeshpañaseñoresh. Los diputados del PP salen "muy satisfechos de las palabras del Presidente", la oposición en peso no, por supuesto, salvo CIU que sí pero no (no hay quien los entienda) y los españolitos de a pie, nosotros, esos mismos que votamos cuando somos EL PUEBLO (sólo antes de las elecciones, claro está), esos que estamos representados por ellos (o eso es lo que nos venden), nos quedamos con la misma cara de imbéciles que teníamos antes de la comparecencia. Un 10 al que acuñó la ingeniosa frase "Dimitir no es un nombre ruso".
Pasarán los días, volverán el fútbol, los toros y las oscuras golondrinas, se hablará de la Infanta (la pobre se ha tenido que ir a Suiza porque su marido toca todos los palos), de Bárcenas, de los ERE y hasta de Filesa (genial que se vuelva a traer este caso a estas alturas; chapó), mientras Rajoy seguirá con su cara de mevengoaenterarahora, y los problemas más importantes del país serán la asignatura de religión, las palabras del Rouco de turno, el lobby gay y la conjura judeomasónica que, por supuesto -ya lo decía el Generalísimo- es la causa principal de la crisis en España y de los males del mundo. Ay, ¡qué tiempos aquellos cuando Franco inauguraba pantano tras pantano...
Y no pasará nada. ¡NO PASARÁ NADA!
PD. Si aguzan el oído podrán escuchar a Rajoy y cohorte muertos de risa.
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