ENRIC SOPENA. 21/06/2010
Cabos Sueltos. Los medios de extrema derecha
¿Puede decirse que Intereconomía ocupa parte del espacio ultraconservador? ¿Puede ser descrito el Grupo que preside Julio Ariza, ex diputado del PP en el Parlamento catalán, como de extrema derecha? Sí, desde luego, aunque lo nieguen sus directivos a voz en grito. Uno de sus periodistas más conocidos, Enrique de Diego, apoya con evidente entusiasmo –como es fácilmente comprobable- a Josep Anglada, líder de un partido xenófobo o racista, Plataforma per Catalunya, que tiene una creciente influencia en la comarca de Osona, especialmente en Vic y en la localidad vecina de Manlleu. Pero no sólo su penetración política se limita a la comarca mencionada. Anglada pretende ahora, a cuatro o cinco meses vista de las elecciones, aterrizar en la Generalitat. Más tarde, su objetivo será la ciudad de Barcelona y no debe descartarse a priori un frente neofascista a escala estatal. En los tiempos en los que Blas Piñar obtuvo un escaño en el Congreso de los Diputados, Anglada formaba parte del partido ultra Fuerza Nueva. Luego militó en Alianza Popular y, desde hace muchos años, intenta ser una especie de Le Pen a la catalana o a la española. La alarma sobre Plataforma per Catalunya se puso de manifiesto todavía más cuando se organizó, hace unos meses, en el Ayuntamiento de Vic, el escándalo sobre el empadronamiento o no de los sin papeles.
Cabos Sueltos. Los medios de extrema derecha
¿Puede decirse que Intereconomía ocupa parte del espacio ultraconservador? ¿Puede ser descrito el Grupo que preside Julio Ariza, ex diputado del PP en el Parlamento catalán, como de extrema derecha? Sí, desde luego, aunque lo nieguen sus directivos a voz en grito. Uno de sus periodistas más conocidos, Enrique de Diego, apoya con evidente entusiasmo –como es fácilmente comprobable- a Josep Anglada, líder de un partido xenófobo o racista, Plataforma per Catalunya, que tiene una creciente influencia en la comarca de Osona, especialmente en Vic y en la localidad vecina de Manlleu. Pero no sólo su penetración política se limita a la comarca mencionada. Anglada pretende ahora, a cuatro o cinco meses vista de las elecciones, aterrizar en la Generalitat. Más tarde, su objetivo será la ciudad de Barcelona y no debe descartarse a priori un frente neofascista a escala estatal. En los tiempos en los que Blas Piñar obtuvo un escaño en el Congreso de los Diputados, Anglada formaba parte del partido ultra Fuerza Nueva. Luego militó en Alianza Popular y, desde hace muchos años, intenta ser una especie de Le Pen a la catalana o a la española. La alarma sobre Plataforma per Catalunya se puso de manifiesto todavía más cuando se organizó, hace unos meses, en el Ayuntamiento de Vic, el escándalo sobre el empadronamiento o no de los sin papeles.
No estamos refiriéndonos, ni mucho menos, a una cuestión baladí o colateral, digamos que de menor cuantía. Baste observar el auge de la extrema derecha en Europa y en EEUU –atención al movimiento norteamericano denominado Tea Party, versión actual de la doctrina neocon- para comprender que las andanzas de Anglada se enmarcan en un contexto cada vez más favorable para la derecha con tendencia facha, que parece ser lamentablemente el destino de la derecha tradicional española. El ultra Anglada, al cual los inmigrantes, sobre todo los “moros” y los “negros”, le revuelven las tripas, no es una rara avis. Se trata más bien de un tumor maligno que, en cualquier momento, puede hacer metástasis.
El Plural difundió ayer que Anglada ha sido acusado judicialmente por presuntos delitos como el de financiación ilegal de su partido y otros hechos supuestamente contrarios a la legalidad vigente. Por fortuna, en la comarca de Osona hay sectores activos de la ciudadanía que no se resignan, desde una perspectiva progresista, a que se imponga la ley de la selva, la ley del más fuerte o la ley de la opresión de los más débiles, que son por lo general los inmigrantes. Sepan nuestros lectores y amigos de Osona que pueden contar con nuestro respaldo más firme. El Plural no surgió para bailarle el agua a los antidemócratas y tampoco a los franquistas disfrazados de seda.
Anglada, al que su palanganero mediático le ensalzaba el otro día en La Gaceta diciendo de él que tiene un “cierto sentido moral de la política”, se le van a cruzar, al parecer, algunos obstáculos de carácter judicial. ¡Menudo “sentido moral de la política” debe de tener este neofascista o neofalangista!” ¿Qué razones morales, por cierto, tiene Intereconomía para ofrecerle al tal Anglada amparo y auxilio mediático, lo que se le ha dado en El Gato al Agua , en las páginas de La Gaceta, en la radio, y en Alba digital, un medio confesional católico superintegrista, más cercano a la Iglesia de las Cruzadas que a la efímera Iglesia de Juan XXIII.
El Semanal Digital –otro de los numerosos periódicos digitales de derechas- también está siendo muy acogedor con Enrique de Diego, el vocero de Anglada. El PP mediático -y el genovés igual- procura no aludir a los socios populares provenientes de facto de la extrema derecha. A Antonio Martín Beaumont, director de El Semanal Digital y articulista de La Gaceta -la trayectoria de Beaumont incluye sólidos vínculos con el Partido Popular- no parece inquietarle que en su diario Anglada sea tratado de forma tan halagadora para él. A nosotros no nos sorprende en absoluto. En el círculo amplio de sus amigos hay uno, el empresario leonés José Luis Ulibarri, con una historia reciente muy interesante. Que pasa por el caso Gürtel. Cosas de la vida y de los medios de extrema derecha .
Enric Sopena es el director de El Plural
El Plural difundió ayer que Anglada ha sido acusado judicialmente por presuntos delitos como el de financiación ilegal de su partido y otros hechos supuestamente contrarios a la legalidad vigente. Por fortuna, en la comarca de Osona hay sectores activos de la ciudadanía que no se resignan, desde una perspectiva progresista, a que se imponga la ley de la selva, la ley del más fuerte o la ley de la opresión de los más débiles, que son por lo general los inmigrantes. Sepan nuestros lectores y amigos de Osona que pueden contar con nuestro respaldo más firme. El Plural no surgió para bailarle el agua a los antidemócratas y tampoco a los franquistas disfrazados de seda.
Anglada, al que su palanganero mediático le ensalzaba el otro día en La Gaceta diciendo de él que tiene un “cierto sentido moral de la política”, se le van a cruzar, al parecer, algunos obstáculos de carácter judicial. ¡Menudo “sentido moral de la política” debe de tener este neofascista o neofalangista!” ¿Qué razones morales, por cierto, tiene Intereconomía para ofrecerle al tal Anglada amparo y auxilio mediático, lo que se le ha dado en El Gato al Agua , en las páginas de La Gaceta, en la radio, y en Alba digital, un medio confesional católico superintegrista, más cercano a la Iglesia de las Cruzadas que a la efímera Iglesia de Juan XXIII.
El Semanal Digital –otro de los numerosos periódicos digitales de derechas- también está siendo muy acogedor con Enrique de Diego, el vocero de Anglada. El PP mediático -y el genovés igual- procura no aludir a los socios populares provenientes de facto de la extrema derecha. A Antonio Martín Beaumont, director de El Semanal Digital y articulista de La Gaceta -la trayectoria de Beaumont incluye sólidos vínculos con el Partido Popular- no parece inquietarle que en su diario Anglada sea tratado de forma tan halagadora para él. A nosotros no nos sorprende en absoluto. En el círculo amplio de sus amigos hay uno, el empresario leonés José Luis Ulibarri, con una historia reciente muy interesante. Que pasa por el caso Gürtel. Cosas de la vida y de los medios de extrema derecha .
Enric Sopena es el director de El Plural
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