A punto de comenzar una mudanza de esas que pueden acabar con la tranquilidad del más fuerte, me propuse no hablar de política, por salud mental, y creo haberlo conseguido. Aislarse al 100% de ella es tarea imposible de lograr a pesar de tener vetada la TV en mi vida; los periódicos, los amigos o el Whatsapp de los ídem acaban por recordarte que no estás aislado.
La vida me absorbe la vida, no me salen las cuentas, me faltan horas. Pero éstas son las cartas y los ases escasean, me temo.
Una buena noticia ayer, después de Alcaraz, mucho más cercana: mi ahijada sigue en la cresta de la ola. Estas noticias que te alegran el día, la semana y más allá que nos recuerdan que, a pesar de todo, la vida continúa y estamos obligados a ser optimistas. Allende los mares una niña senegalesa se cura, otra muy buena razón para ser y estar.
En España, ¡España!, disfrutamos de una nueva polémica impostada, ahora le toca a Correos. Qué listo Göbbels, tú repite y repite que algo queda, aunque sea mentira; no, mucho mejor si es mentira. ¡Quién le hubiera dicho al nazi que su método acabaría siendo la madre de todas las fake news o del Gish gallop!
Pon en tu vida un ahijado, una escuelita en Senegal o una carta en el buzón sabiendo que ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor ni la penumbra de la noche impedirá a los carteros la realización de sus entregas. He aquí la solución.
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The Carpenters, * Please Mr. Postman.
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