sábado, 9 de julio de 2022

ANTARTIDA (EN MODO OFF 1)

Los fines de semana se encerraba en su loft en la costa; se mezclaba el calor que lo hacía estar en casa y ese punto de misantropía que aparecía de forma recurrente en su vida. Visitas a la nevera, ventilador del techo girando y, si el calor arreciaba, un buen rato con el aire acondicionado funcionando. El televisor panorámico del salón ocupaba media pared, disfrutaba del 7º arte sin salir, ahora que se había puesto de moda que las salas de cine estuviesen caldeadas por a) estar en comunión con el medio ambiente y no encender el aire acondicionado, b) ser unos rácanos y no encenderlo o c) la respuesta b pero mintiendo.
En casa se estaba de maravilla con el móvil en silencio, el ordenador apagado, la nevera llena y las vacaciones en ciernes. Como el dinero pensaba que no era problema -trabajar desde casa y prácticamente no gastar nada tenía sus frutos-, en un par de meses comenzaría sus vacaciones tan anheladas y también merecidas. Este año pretendía dar la vuelta al mundo en el sentido de las agujas del reloj. Dos meses en completo modo OFF, cámara en ristre, la Ilíada y la Odisea para leer, con tiempo suficiente para disfrutar de Alejandría, Jerusalén, Rapa Nui y la Antártida. 
Claro que para poder comenzar el viaje tenía que resolver primero la parte económica, aunque en esto ya pensaría más tarde.

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