Hay que ver cómo se cumple la teoría de la relatividad una y otra vez. Menos de una semana de vacaciones dan para desconectar, sí, pero para poco más; el dolce far niente dura tan poco que, al volver a la rutina diaria, el pasado ha desaparecido y, como el futuro no existe -el futuro es hoy-, sólo resta suspirar como Proust por el tiempo perdido y esperar desesperando por unas vacaciones como dios manda. Lo bueno, si breve, dos veces bueno, dicen. Yo, evidentemente, no estoy de acuerdo en absoluto (ya escucho a alguien decir ¡qué raro!), siempre se me hace poco el descanso, inversamente proporcional a la felicidad que nos da. Ayer, por ejemplo, llegué a casa a las 5 de la tarde y me senté a trabajar hasta las 10, más o menos, cayéndome de sueño, calambres en las piernas y una preocupación del tipo something is wrong que no me dejaba. A la cama y hoy otra vuelta de tuerca.
♫
Arde Bogotá, *A lo oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario