Los que tenemos mala memoria, en mi caso proverbial, echamos manos de los amigos para estar al día en cumpleaños y aniversarios varios. Me vino a la cabeza esta mañana la historia del melocotón que tantas veces ha contado mi amigohermanodetodalavida G, mi memoria, dicho de paso, aunque a veces se invente los recuerdos (estoy seguro de ello); toda una vida compartiendo momentos con éste, una de las pocas anécdotas que recuerdo con cariño de mi época oscura en el colegio. Contábamos con 7 u 8 años, calculo, en clase de inglés con la Miss, cuando ella nos preguntó quién sabía cómo se decía "melocotón" en el idioma de Shakespeare. Melocotón, qué fácil, pensé, y raudo levanté la mano, cosa rara en mi porque siempre quise pasar desapercibido -un niño pelirrojo de piel muy blanca que llamaba la atención allá donde fuere, muy a su pesar-.. ¡Yo!, ¡yo sé, señorita! Muy bien, escribe la palabra en la pizarra, dijo la Miss. Allá iba yo, muy ufano y tiza en ristre a escribir lentamente M E L O C O... ¡no, Jose, en inglés, por favor! Sí, dije yo, allá voy: M E L O C O T O N Y. Tan feliz con mi palabra en la pizarra y la cara desencajada de la profesora, más de pena que de vergüenza ajena. Intuyo que pocos sabían que la palabra en cuestión era PEACH y no la susodicha en Espanglish de mi cosecha que había escrito tan confiado. Sí, yo fui un precursor del Espanglish, para qué les voy a engañar. Así, años después la palabrita melocotony me ha persiguido como la sombra del ciprés. Me pregunto si ese hecho sería lo que propició que no recuerde si la fruta me gustó alguna vez...
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Loquillo, "Memorias de jóvenes airados".
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