No tengo ganas de abrir la boca.
¿Qué debo cantar?
Yo, odiada por la vida,
no hay diferencia entre cantar y no cantar.
¿Por qué debo hablar de la dulzura
cuando siento tanta amargura?
Oh, el festín del opresor
me tocó la boca.
No tengo ni un compañero en esta vida.
¿Para quién puedo ser dulce?
No hay diferencia entre hablar, reír, morir, ser.
Yo, con mi soledad agotada,
con dolor y tristeza,
nací para nada.
La boca se debe precintar.
Oh, mi corazón, ya sabes que es primavera
y no hay momento para celebrar.
¿Qué debo hacer con un ala atrapada,
que no me deja volar?
He estado callada demasiado tiempo,
pero nunca olvido la melodía,
porque cada momento cuchicheo
las canciones de mi corazón
que me recuerdan el día
que voy a romper la jaula,
para volar de esta soledad
y cantar con melancolía.
No soy un débil álamo
que cualquier viento pueda a sacudir.
Pero soy una mujer afgana,
así que sólo tiene sentido gemir.
Nadia Anjuman (Herat, 1980-2005).
(Fue una poeta y periodista afgana. Destacada impulsora por los derechos de las mujeres, creando círculos de lectura en contra del régimen de su país. Publicó en 2005, mientras vivía, el libro Gol-e dudi. Fue asesinada por su esposo y por la familia de éste.)
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