Siempre me ha intrigado cómo una expresión en inglés, tan simple y de tan fácil traducción, pueda encerrar tanto en tan poco. Qué mal acostumbrados estamos a vivir apegados a preocupaciones tan variopintas que difícilmente podemos estar sosegados, relajados, sin que algo nos ronde la cabeza, ya sea real o ficticio, hasta tal punto de llegar a pensar que algo pasa porque no pasa nada. El ser humano es pura contradicción (me pregunto si "ser humano" va en contra del lenguaje inclusivo; a saber).
Suspiro porque lleguen mis vacaciones, como todos, pero también por cosas más sencillas como dormir un poco más, trabajar un poco menos, vivir. Claro que la frivolidad de mis problemas llega a ser insospechada viendo lo que sigue pasando en este mundo cretino nuestro. Afganistán y su caos, Ceuta y sus inmigrantes, Murcia y su Mar Menor que en paz descansa, el COVID que ahí sigue, etc.
Está siendo un agosto extraño, pasando del calor extremo a las lluvias torrenciales, y tiro porque me toca; ya es un hecho irrefutable que el clima está cambiando y que tenemos que ponerle freno a lo que en pocos años acabará siendo irreversible. Nuestros hijos nonatos, los mismos que nos han prestado el planeta, lo demandan. Y los nacidos también, por supuesto.
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Maurice Ravel, *La Valse.
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