No es mi intención criticar cómo se enfrente cada cual con la muerte de su animal de compañía, es algo muy personal, ni siquiera haré un juicio de aquellos que operan y operan y vuelven a operar causando un sufrimiento que los animales no entienden (ni yo tampoco, perdón). Octavia está ya mayor y poco a poco he de hacerme a la idea de su marcha. Hoy la llevé al veterinario y, aunque él me dice que toda vía la ve con fuerzas, la verdad es que poco a poco puedo ver su deterioro y me da muchísima pena. Primero se fue Augusta, hace ya dos años, ahora le tocará el turno a Octavia. Ella será la última perra en mi vida. Palabrita.
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