Hace unos años, una compañera de trabajo nos contó que durante el fin de semana habían ido a una playa del sur de Tenerife y que, mientras pasaban el día, fueron testigos de cómo llegaba a la playa una patera con un grupo de africanos que se lanzaron desde la barca hacia la orilla para caer desfallecidos sobre la arena. Los bañistas les ofrecían agua y los cubrían con toallas -aún me emociona recordarlo- mientras esperaban a que llegara ayuda. Para ella fue, según nos dijo, la experiencia más fuerte que había tenido hasta el momento.
Yo no he pasado por ello, aunque sí tuve la oportunidad de saber de un chico que, con casi 18 años, iba a dejar el centro de inmigrantes y debía conseguir un trabajo. Las cosas salieron bien y, después de algunos buenos contactos, conseguimos un trabajo estable para él y, después de algunos años ya está asentado en la isla, habla nuestro idioma perfectamente tiene permiso de trabajo y puede mandar dinero a su familia en África.
Viene esto a colación de una miniserie de 6 capítulos que he visto en NETFLIX, "Stateless" (Desplazados, en España). Una serie que debería ver todo el mundo para enfrentarse cara a cara al problema de la inmigración, a lo que empuja a una persona a dejarlo todo detrás para lanzarse a la aventura ignota, jugándose la vida incluso. ¿Podemos ponernos en su piel aunque sea sólo un momento? ¿somos capaces de olvidar la política que siempre subyace para quedarnos únicamente con los sentimientos?
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Requiem de Verdi, *Dies Irae.
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