Anoche dormí algo mejor, pero no de un tirón, este aislamiento ya debe estar haciendo mella. A las 3:30 estaba despierto, bajé a abrirle la puerta a Octavia, esperé un rato a que volviese a entrar y yo subí de nuevo a acostarme, logrando dormirme hasta las 7, buena hora. Vuelta a repetir el protocolo mañanero: necesidades octavianas, café, naranjas exprimidas, pastilleo variado, bebedizo efervescente, incienso de rosa y al despacho un rato. Actualicé el blog -una cosa menos-, respondo un par de correos electrónicos y ahora, calculo que en una horita, envío a visar un cuadro de pilares al Colegio de Arquitectos y se acabó lo que se daba. Esta semana santa quiero dedicármela a mi, nada de arquitectura, nada de municipalidad. solos mi labrador y yo en casa, mis libros, el jardín y la música. Cicerón feliz.
Escuchen este regalo, el jardín de mi casa con el concierto diario que los pájaros que a él acuden me regalan una y otra vez.
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