martes, 5 de febrero de 2019

MOZART Y LA PRODUCTIVIDAD

Veamos la acepción más cercana al concepto de productividad en el trabajo que da a la palabra "productivo" la RAE, dicho principalmente de una pauta léxica o gramatical: Que posee un rendimiento elevado y da lugar a un número apreciable de formas nuevas.

Conversaba estos días con una amiga acerca de la productividad en su trabajo y el mal rollo que había creado al principio, las suspicacias entre compañeros, etc. Cada uno de nosotros podemos llegar a pensar que somos los más trabajadores del mundo, los más eficientes, los más resolutivos, en definitiva los más productivos. Pero la cruda verdad es que nada más lejos de la realidad, trabajadores ineptos haberlos haylos. La productividad se cobra por igual, en muchos casos, seas la joya de la corona o el torpe mayor del reino, y eso no es precisamente justo para el que trabaja a piñón. El sistema no funciona y termina premiando al malo y castigando al bueno, tal cual.

Me decía un amigo americano que en su trabajo había una empresa contratada ex profeso para evaluar cada mes la productividad de los trabajadores, y en base a este informe cobraban unos más, otros menos y los había que nothing. Claro que allí hay pecunio y las empresas se pueden permitir estos dispendios. En cualquier caso, la manera de trabajar la llevamos encima cada uno, como quien tiene los ojos marrones o azules, uno actúa como es, ni más ni menos, y como en botica, los hay listos, listillos y listísimos; el resto sobrevive. ¿O no?
Para animar un poco esto que he escrito sin importancia alguna disfrutemos de un compositor ejemplo de productividad, Mozart.
Mozart, *Sinfonía nº25 in G Minor.

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