No me gusta en lo que se ha convertido mi profesión, al punto que me planteo tirar la toalla. Los arquitectos nos hemos convertido en burócratas administrativos, además de seguir sujetos a un colegio profesional recaudatorio y muy caro. Una memoria de proyecto formada por 600 páginas entre anexos, fichas y textos, increíble. ¿Esto dónde parará? Los clientes no entienden tanta lentitud, tanta normativa, tanta burocracias, y se quejan. Claro que se quejan, a nosotros. Es muy frustrante.
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