Dichosa capacidad la mía para tener alguna preocupación siempre rondando en la cabeza. Cuando no son pequeños problemas domésticos -una casa siempre tiene algo, palabrita de arquitecto-, es el hombro derecho que me duele -¿será una hernia cervical?-, o Augusta que está muy mayor ya - la cuenta atrás empezó e intento estar preparado para ello-, o que duermo mal y sueño con mañana y pasado y el otro... Vacaciones como catarsis, lejos, otra cultura, otro idioma, otro ritmo, otra velocidad, otras preocupaciones definitivamente. Y con un libro, mejor de esos donde el protagonista dice ¡basta! y cambia de vida como sólo lo logran hacer los protagonistas en el cine y en la literatura; un Holden Caulfield, un Robinson Crusoe, un Walter Mitty o cualquiera de ellos que no quiera recuperar el tiempo perdido sino disfrutar el presente como si fuera lo último.
No hay comentarios:
Publicar un comentario