No es mi intención poner en tela de juicio las bondades de FACEBOOK, que tener las tiene, ahora, también lo contrario. Hace ya pocos meses que decidí desconectarme y ha sido una decisión acertada. Con esta red social el mundo se ha convertido en un voyeur, todos más pendientes de los demás que de uno mismo, absorbiendo el tiempo propio y ajeno. Además está lo que yo llamo la democratización de las noticias, sean las que sean. Cualquiera puede escribir, dejar su impronta en un comentario gratuito, ya sea contrastado o no, verdad o mentira; ahora todos queremos ser periodistas, malos periodistas, periodistas del corazón.
Una de las razones por las que me descolgué de FACEBOOK ha sido que reconozco que no acepto bien los comentarios majaderos, lo siento, pero es la verdad. Ver la vida desde fuera es muy fñacil, uno sólo tiene que estar dispuesto a hacerle una crítica al trabajo de los demás sin aportar previamente nada de nada. Y así, como el que no hace nada no puede equivocarse, yo sigo escribiendo en mi blog y me gusta pensar que quier lo lees me entiende, no forma parte de los que ven la vida desde la barrera dispuestos a tirar un dardo a la primera de cambio.
Históricamente los buenos periodistas contrastabas sus noticias antes de publicarlas y esto era parte de la grandeza de la profesión, la de mantenernos informados con "verdades", o eso es lo que se intentaba. Hoy la demagogia se ha apoderado del panorama, el vale todo, el todo se publica, el todo puede ser verdad; es terrible la impotencia que crea leer noticias falsas que ya se han mandado a medio mundo sabiendo que son vulgares mentiras, imposible luchar contra esto.
La demagogia es un mal terrible de nuestro tiempo .
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