Las lluvias de hace un par de semana, profusas, anegaron el jardín durante unos días y saltó uno de los diferenciales del cuadro de luz, como siempre que llueve. Pero esta vez ha sido diferente, no ha bastado la semana de estupendo y soleado tiempo que hemos tenido para que la luz haya vuelto a mi casa (bueno, parte de ella). Así, como el que sabe sabe, vino ayer un electricista que, en media hora, dio con el problema y lo arregló provisionalmente hasta que pueda cambiar el cuadro y dejar las líneas separadas como debe ser. Vuelta la luz coloqué el arbolito en el salón, el mismo que sube del garaje cada diciembre, el mismo que vuelve a bajar a su esquina, sin desmontar, después de Reyes cada nuevo año. Este año en un nuevo emplazamiento, para varias.
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