He estado este fin de semana en Gran Canaria, entre otras cosas para disfrutar de la inauguración del nuevo taller KILLERFISH con un "asadero" que Pablo preparaba para sus amigos del gremio, además de poder disfrutar también de la compañía de mi amigo Willy que había llegado a la isla, desde San Francisco, unos días antes. Coincidió mi visita con el dichoso partido de fútbol que enfrentaba a la U.D. Las Palmas con el C.D. Tenerife, el famoso y recurrente derbi, perfecta ocasión para que el pueblo, futbolero o no, se olvide de la crisis y se dedique, una vez más, a hablar exclusivamente de fútbol. Ya en el aeropuerto, completamente ajeno al partido, mientras estaba en la cola para embarcar, escuchaba hablar a mis dos compañeros traseros de cola, por supuesto de fútbol (como no podía ser de otra manera). Una vez comentado el "injusto" resultado del mencionado partido se enzarzaron en una apasionante discusión sobre física cuántica, o eso pensé yo al principio pues se trataba de una serie de complicadas ecuaciones sobre variaciones de resultados. Algo entendí al final, la discusión trataba sobre la liga y las variaciones sobre partidos ganados o empatados y los puntos conseguidos, que llevaría así a un partido o a otro a ganarla. Luego, ya sentado en el avión, repleto, mi compañero de asiento también me comentó algo del partido, preguntándome directamente si había venido al derbi. No, le respondí, no me gusta el fútbol, pero precisamente he leído las portadas de los periódicos principales de cada isla y cada uno dice lo contrario, que el resultado fue merecido o que fue muy injusto. Él me dijo: no es porque yo sea de Tenerife, pero Las Palmas no jugó bien, pero ¡el fútbol es así! Y fin de la conversación.
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