domingo, 16 de enero de 2011

SE ACABÓ LO QUE SE DABA

7:00h, 8º. Me levanto temprano hoy domingo para acercarme al aeropuerto a despedir a mi amiga Sharon que se vuelve a Nairobi después de pasar las Navidades en Tenerife. El coche me recibe indicándome la temperatura y en 5 minutos estoy en la cola de facturación para después tomarme un cafecito y despedirme.
Hoy se terminan mis vacaciones, sí. Parecerá que es mucho tiempo porque estamos a mediados de enero, pero no es así, simplemente durante el 2010 sólo me había tomado 9 días de los que me correspondían y si no disfrutaba el resto antes del 15 de enero simplemente los perdía, así que 2+2...
Vuelvo a mi trabajo mañanero y, se supone tal y como está el mundo, que debo estar agradecido. ¿Y por qué no estoy contento?
¿será porque estudié Arquitectura para construir y no para ser un administrativo especializado?
¿será porque me cuenta ver que aún hoy el ciudadano sufre para recibir lo que requiere de la Administración?
¿será porque en ocasiones el trato con los compañeros se hace difícil?
¿será porque impera la mediocridad?
¿será porque, sencillamente, no sirvo como jefe?
No sé la razón, pero el hecho es que suspiro por mi vida anterior, cuando había trabajo, cuando la Arquitectura, como tal, daba para comer, para pagar la hipoteca e incluso daba para viajar. Hoy me hablaban de la esclavitud del siglo XXI. Ya no somos negros secuestrados en África para servir al señorito blanco (¿o tal vez sí?). No, ahora somos esclavos de los bancos, del sistema, de los mercados, de las facturas. Poco a poco el sistema en el que vivimos nos ha ido devorando, moldeando a sus necesidades y ahora nos es imposible salir aunque nos ahoguemos.
Mañana iré a trabajar, sonreiré a quien me pregunte cómo estoy y seguiré soñando con mi vida anterior. ¿Cuánto aguantaré?

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