¿Hacia dónde se encamina el mundo? ¿y Europa? leemos en el periódico algo tan grave como el miedo de Suecia y Finlandia ante las amenazas de Rusia (de Putin) por su más que probable entrada en la OTAN y ¡no pasa nada! ¿Es que no se puede parar al abusón del colegio? Parece que no, al menos visto lo visto. Imágenes de Mariúpol gente caminando rodeada de muertos en calzada y aceras, como si de una peli de zombies se tratase; ultimátum de Putin a los que allí resisten, amenazas desbocadas, ONU, buenas intenciones, pero nada de nada. La guerra sigue, el petróleo y el gas ruso fluyen y los chinos brindan al sol mientras silban. Sé que la Historia escribirá sobre estos tiempos negros y que nuestra generación nunca sabrá la verdad sobre todo lo que está ocurriendo, pero es en esta ocasión cuando me siento avergonzado de vivir donde vivo.
Y mientras Europa se descarna, Ucrania es aplastada y el odiado y odioso Putin campa a sus anchas por esta parte del mundo, en España vemos cómo el asunto de las mascarillas madrileñas se convierte en todo menos en un mea culpa, reducido ahora a unos fiscales malos malotes que no dejan de instigar al PP: tirar balones fuera, diríamos, ¡y tú más!
De los 4, nos encaminamos a la conquista, tenemos guerra y muerte y el hambre nos sobrevuela. Un buen momento para releer la novela de Blasco Ibáñez.
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Mozart, Requiem. *Lacrimosa.
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