Llevo esta última semana tres pesadillas, que me parece un ratio alto, tres en siete noches. Lo más raro es que no sólo han sido muy vívidas sino que aún me acuerdo de ellas. La peor, la primera, justo cuando llegué de mi viaje vacacional, logró que me despertara con ansiedad y desasosiego, pero feliz al darme cuenta que se trataba únicamente de un mal sueño. La segunda, una absurda discusión con el vendedor de electrodomésticos en un centro comercial y la última, anoche, una discusión con una compañera de oficina por algún tema irrelevante que no recuerdo. No sé si debo esperar que se me aparezca finalmente Freddy Krueger.
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Maurice Ravel, *Bolero.
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