Hoy hace justo 20 años del accidente de Diana de
Gales; hace 20 años también estaba yo en un avión de Kenya Airways rumbo a
Nairobi, con la intención de pasar allí tres meses ininterrumpidos de
desconexión total después de haber terminado la carrera y de haber estado a
cargo del estudio debido a la baja por maternidad de mi compañera. Debí ser uno
de los pocos que no vio nada del funeral de la princesa, llegué a las tantas y
al llegar a casa el mundo estaba ya inmerso en la resaca de la muerte de esta
señora.
Tres meses de inglés, de safaris, de conducción
en un enorme y antiguo Land Rover Santana, ¡y por la izquierda!; de lluvia, de
pastillas contra la malaria, de cafés, de tés... Han pasado 20 años de aquello,
no me lo puedo creer. Está claro que a) me hago viejo, b) nostálgico, c) ambas
cosas.
Y mientras la vida sigue, podemos contarlo que es
lo importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario