Esta es la fecha del mes que más enfermo me pone, la última semana; aquella cuando se frotan las manos los bancos, las eléctricas, la VISA, la compañía del agua, la de teléfono... Los gastos fijos son terribles y se hace difícil, muy difícil, mantenerlos a raya, a pesar de que uno haya dejado las suscripciones, los clubes, los gastos innecesarios, los "vicios". ¿No debería estar uno tranquilo si hablamos de economía doméstica a una cierta edad?
Ver a un anciano pidiendo en la calle me produce un desasosiego terrible. Si yo lo paso mal cada fin de mes, ¿cómo se debe encontrar esta persona?
Mientras, en los periódicos, los directivos de los bancos proclaman a los cuatro vientos los beneficios millonarios que se han logrado este año que pasó. C'est la vie!
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