Luz Casal hablaba de un día marrón, otras personas lo pintan de gris, de negro a veces, incluso azul, que dirían los americanos. Pues bien, parece que esta semana está siendo muy colorida, pero en esta gama, nada de amarillos, naranjas, rojos o verdes. Si algo se ha grabado en mi ha sido que tenemos que vivir el presente, pero no como algo tan tópico sino vivir el momento, el ahora. Pensar en el futuro puede ser frustrante y muy desmotivador, y el pasado ya se sabe, para atrás ni para coger impulso. Quejarse es injusto porque, claro, siempre hay alguien peor, porque hay cosas más importantes, porque somos afortunados, bla bla bla. El hecho es que cada cual aguanta su cruz, sea la que sea, y ella es la que debemos arrastrar. Trabajar son motivación es terrible, pero peor es no trabajar, lo sé. Obviamente no soy perfecto ni la Madre Teresa, de manera que sí, me quejo, estoy harto de tantas cosas que no sé hasta cuándo podré aguantar, de la falta de reconocimiento, del trabajo perdido, de regar plantas que no crecen, de secar el mar. Cambiar, cambio, impermanencia. Yo lo intento, créanme, pero me cuesta tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario