Sí, lo sé, este tiempo pegajoso no anima mucho a trabajar en el jardín, pero la verdad es que lo necesitaba y, lluvia va lluvia viene, llevaba unos días sin regar. Así que me puse manos a la obra, le di un repaso general y después, cunado empiece a atardecer -ahora es una hora más temprano- riego sin prisa pero sin pausa. Parece que el miércoles caerán de nuevo unas gotas, lo que me permitirá, posiblemente, no hacerlo más durante esta semana.
Augusta y Octavia disfrutan de su jardín, como siempre.
Antes...
y después.
Y ahora a esperar que le de un
poco el sol y se recupere.
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