Urbanismo intentó ocultar que el Madrid Arena carece de licencia
Tramitó un día después de la tragedia un cambio en la calificación del expediente.
Bruno García Gallo Madrid 5 NOV 2012 - 23:11 CET
El Ayuntamiento de Madrid insiste día tras día en que el pabellón Madrid Arena no precisa de licencia para acoger eventos deportivos, conciertos, o fiestas multitudinarias como la que el pasado 31 de octubre costó la vida a cuatro adolescentes. Según el concejal de Economía, Pedro Calvo, “los edificios municipales no requieren de licencia urbanística, en virtud del artículo 151 de la Ley 9/2001 del Suelo de la Comunidad de Madrid”. Dicha norma obliga sin embargo al Ayuntamiento a cumplir “los mismos requisitos” que si la necesitase. Y, de acuerdo con un informe de los propios técnicos municipales de Urbanismo, elaborado en 2010, no solo no los cumple sino que además presenta graves deficiencias de seguridad, entre otras, en los pasillos de salida donde sucedió la tragedia.
El Ayuntamiento sabía desde 2010 los fallos de seguridad del Madrid Arena
Por eso, cuando el Ayuntamiento solicitó la licencia en octubre de 2009 para poder privatizar el recinto, le fue denegada. Desistió en abril de 2010, pero el pabellón siguió funcionando pese a conocerse esos fallos de seguridad.
Ahora, el gobierno municipal presidido por Ana Botella (Partido Popular) insiste en que la licencia no es necesaria. Pero ni ellos mismos parecen tenerlas todas consigo, puesto que el pasado 2 de noviembre, es decir, un día después de la tragedia, el área de Urbanismo tramitó una orden para que el expediente de 2009 en el que se pedía la licencia apareciera registrado no como lo que es, un expediente de petición de licencia, sino como “un procedimiento común de consulta urbanística”. Preguntado al respecto, el Ayuntamiento asegura que ese documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, está registrado en el sistema informático con una fecha incorrecta.
El informe por el cual le fue denegada la licencia cuya petición se quiso enmascarar, señalaba una larga lista de “deficiencias concretas” de seguridad. El pabellón era inaccesible para los camiones de bomberos. Los recorridos de evacuación de la pista y la grada media eran insuficientes y había que habilitar “al menos otro acceso más opuesto y alejado del principal y único en cada uno de estos niveles”. Los detectores de incendios estaban a demasiada altura y eran insuficientes. Las barras y asientos eran de madera contrachapada, lo que alimentaría un posible incendio. Las gradas bloquean “casi todas” las salidas de emergencia si se despliegan a nivel de pista, tal y como ha ordenado la alcaldesa hacer.
La explicación del Ayuntamiento la ofreció Paz González, que ahora es concejal de Urbanismo y en el momento de emitirse el informe lo era de Obras, teniendo a su cargo la empresa Madrid Espacios y Congresos, gestora del pabellón. Según dijo este lunes, el recinto cumple la norma vigente en 2001, cuando se construyó. Apeló pues al “principio general de derecho” que establece que “las normas no se pueden aplicar retroactivamente”, para justificar que el pabellón no se ajustara a la ley al hacerse el informe.
¿Por qué no se corrigieron las deficiencias de seguridad una vez detectadas y plasmadas en un documento técnico? “Si tuviéramos que hacer adaptaciones permanentes, estaríamos de obras permanentemente en todos los edificios púbicos y privados, y habría que demoler la mitad de ellos”.
El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, pidió una investigación “muy rigurosa” y “lo más rápido posible” para establecer responsabilidades sobre la tragedia, recordando que la ley “es igual para todos”. En 2010 era alcalde el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Prácticamente toda su plana mayor estaba en el Consejo de Administración de Madrid Espacios y Congresos, que presidía el exdiputado regional Luis Blázquez. Sin embargo, varios exmiembros del consejo, alguno incluso de la oposición, han negado que el informe fuera discutido en ese órgano.
Este lunes, Botella respaldó e hizo suya la gestión de la crisis por parte del vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, que actúa como su “portavoz y coordinador”. El líder municipal socialista, Jaime Lissavetzky, exigió por su parte que el Ayuntamiento convoque un pleno extraordinario de inmediato para aprobar la comisión de investigación que él pidió y Botella admitió el viernes. Añadió que el Grupo Municipal Socialista se personará como acusación particular para “llegar hasta el fondo”.
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El Ayuntamiento sabía desde 2010 los fallos de seguridad del Madrid Arena
Tramitó la licencia tras ocho años de actividad y siguió en uso, pese a serle denegada. El pabellón tampoco cumplía la normativa nacional contra incendios. Lissavetzky pide cuentas.
El Ayuntamiento de Madrid, regido por Ana Botella (PP), dijo el sábado que el pabellón municipal Madrid Arena no precisaba de licencia de funcionamiento para la celebración de conciertos y macrofiestas como la que terminó con la muerte de cuatro jóvenes el pasado 31 de octubre. Pero la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos, gestora del recinto, y cuyo presidente es ahora el edil de Economía, Pedro Calvo, inició en noviembre de 2009 un procedimiento para obtener licencia ante el área municipal de Urbanismo. Entonces era alcalde el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (PP). El Ayuntamiento lo achaca a que, por entonces, pretendía privatizar el pabellón.
Pocos meses después desistió, ante las objeciones presentadas por la dirección general de Ejecución y Control de la Edificación, dependiente de Urbanismo, que detectó una larga serie de gravísimas deficiencias que comprometían la seguridad e impedían que pudiera obtener dicha licencia. Entre ellas, que los pasillos para salir de la pista a la calle, donde murieron las cuatro jóvenes aplastadas por un agolpamiento súbito de gente, eran insuficientes. Pese a ello, el Madrid Arena siguió funcionando.
Entre 2002 y 2012 ha organizado cientos de eventos deportivos, musicales y de ocio, con la asistencia de hasta 11.000 personas en los más multitudinarios. Según el concejal Pedro Calvo, sin que se produjera ningún incidente. Hasta el 31 de octubre.
Un informe de la Policía Nacional conocido tras la tragedia pero fechado el 4 de diciembre de 2006 denunciaba ya que el pabellón carecía de licencia de funcionamiento. Y concluía: “Lleva funcionado más de cuatro años y en él se han venido celebrando espectáculos musicales, deportivos, exposiciones, etcétera, con lo que resulta impensable que se estuvieran efectuando sin licencia municipal de funcionamiento”.
El concejal Pedro Calvo explicó el sábado que “los edificios municipales no requieren de licencia urbanística, en virtud del artículo 151 de la Ley 9/2001 del Suelo de la Comunidad de Madrid, y al artículo 4.e de la Ordenanza Municipal de Tramitación de Licencias Urbanísticas”. El citado artículo 151 se refiere expresamente a “actos de uso del suelo, construcción y edificación”; en esos casos, exime al Ayuntamiento de licencia urbanística, aunque lo obliga a cumplir “los mismos requisitos”. Es decir, aunque no requiera de licencia, debería poder obtenerla en caso de solicitarla.
Calvo entiende que la licencia de funcionamiento (que exige certificados de seguridad y protección contra incendios) entra dentro de este apartado, y el Ayuntamiento está exento. Sin embargo, Madrid Espacios y Congresos, dependiente del área municipal de Economía, sí pidió esa licencia para el pabellón ante la Dirección General de Ejecución y Control de la Edificación, dependiente del área municipal de Urbanismo.
Lo hizo el 30 de octubre de 2009, cuando el recinto llevaba en uso más de siete años, seis de ellos con Alberto Ruiz-Gallardón como alcalde. Esa petición se hizo “de conformidad con lo dispuesto” en la propia ordenanza municipal de licencias, según la documentación, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.
El área de Urbanismo estudió la solicitud “para informe de seguridad para la posible instalación de varias actividades en el pabellón”, pese a que reconocer que “el edificio se encuentra terminado y funcionando”. Y dictaminó el 10 de marzo de 2010 que el recinto “no se ajusta” a lo exigido por la ordenanza de licencias. Es decir, que no cumple los requisitos de seguridad. Aparte de denunciar una abultada falta de documentación y planos, Urbanismo señala “deficiencias concretas” de seguridad. Así, el edificio incumplía el Código Técnico de Edificación, entre otros motivos porque resulta inaccesible para los camiones de bomberos. Además, considera que los recorridos de evacuación de la pista, donde murieron las cuatro jóvenes, y de la grada intermedia son insuficientes a menos que se habilite “al menos otro acceso más opuesto y alejado respecto al principal y único en cada uno de estos niveles”.
Detecta fallos en la ventilación, en caso de que hubiera humo por un incendio; que el material del que están hechos los asientos (madera contrachapada) “no es reglamentario” porque alimentaría un hipotético fuego (también lo harían las barras de la pista y la grada intermedia); y que los sistemas de detección de incendios son “insuficientes” porque están en el techo, “demasiado altos” para resultar útiles.
La alcaldesa, Ana Botella, anunció el viernes que prohibía realizar en el pabellón Madrid Arena (y el resto de recintos municipales) cualquier tipo de concierto o evento en el que todo el público no esté sentado. Pues bien, el informe de Urbanismo señala que, en ese caso, es decir, con las gradas desplegadas en la pista, se bloquean “casi todas” las salidas de evacuación, lo que, en caso de emergencia, obligaría al público a huir hacia arriba, saltando sobre sus asientos, dado que tampoco los pasillos entre butacas cumplen la normativa.
Madrid Espacios y Congresos recibió el informe el 11 de marzo de 2010. Pidió más tiempo para estudiarlo, pero no respondió en plazo. Por tanto, Urbanismo concluyó el 19 de abril de 2010 que la empresa municipal “desistía en su petición de licencia”. El 28 de abril, Madrid Espacios y Congresos aportó nueva documentación a Urbanismo, que consideró que “persistían parte de las deficiencias señaladas” en cuanto a falta de papeles y planos. Dio por cerrado definitivamente en mayo el expediente al considerar que la empresa municipal había desistido en su solicitud de licencia. El Madrid Arena siguió funcionando.
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