martes, 28 de febrero de 2012

SÍNDROME POST-VACACIONAL

No voy a hablar del dichoso síndrome post-vacacional porque muy posiblemente éste no exista, pero lo que es verdad, y en esto estarán de acuerdo conmigo, es que después de unos pocos días de asueto uno se acostumbra rápidamente a no dar ni golpe y reincorporarse cuesta, cuenta mucho.
Da igual si uno se ha seguido despertando con los gallos, acostándose tarde o temprano, durmiendo siesta o no, tirado en un sillón o de pateo por el campo... el quid de la cuestión es tener la cabeza en otro lugar, fuera del trabajo, lejos, cuanto más lejos mejor, de manera que el tópico de recargar pilas en vacaciones funcione totalmente. ¿Y ahora qué queda? Fácil, cada día que pase será uno menos para que llegue Semana Santa. ¿Ven? es fácil, el que no se consuela es porque no quiere. 

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