Volvamos a retomar la idea de la fidelidad en la política vista como el amor que se tiene a un determinado equipo de fútbol. Puede parecer una tontería, pero cualquiera que viva en España, por ejemplo, y que trabaje con un amplio grupo de compañeros, se da cuenta rápidamente de qué equipo de fútbol es tal o cual persona; después de partidos importantes van a trabajar incluso con las camisetas del equipo, del ganador claro está. Con la política no ocurre exactamente igual, pero no cabe duda que hay una amplio grupo de población que no vota en unas elecciones por convicciones políticas de base, es decir de tendencia política más o menos progresista. Se vota a un partido político determinado, ciegamente, a la manera anglosajona. O se es republicano o demócrata, laborista o conservador... del Barcelona o del Madrid.
En las últimas elecciones locales en España los ciudadanos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria nos vuelven a dar una lección, bajo mi punto de vista, independientemente de los resultados. ¿A qué me refiero? fácil, si el alcalde no funciona se le echa y ¡a rey muerto, rey puesto! Echaron a Pepa Luzardo por inepta y Jerónimo Saavedra ganó de calle las elecciones y la alcaldía. Ahora la gente, no contenta con la gestión de Saavedra, deja de votarlo y este señor, polítco de prestigio y muy querido en las islas, pierde la alcaldía ¡y no pasa nada! Éste es el juego democrático, a veces se gana, a veces se pierde. Y si Las Palmas es ejemplo de normalidad y alternancia, Santa Cruz lo es pero por exactamente lo contrario. Corrupción, caso Las Teresitas, Mamotreto, PGO, gastos en bragas, empresas ONG que la concejal de turno no conoce, etc., sólo llevan a que el partido en el poder, la incombustible Coalición Canaria, vuelva a ganar. ¿Y si no gana?, da igual, el sistema absurdoelectoral se encarga de reunir a todos los políticos en el burdel de los pactos para que se lo pasen bien haciendo lo que más les gusta.
¿Se puede ser de izquierdas y por ello ser del PSOE? Sí. ¿se puede criticar al PSOE si lo ha hecho mal, incluso siendo de izquierdas? Por supuesto que sí. ¿Están obligados los políticos a ser como la mujer del César? sí, sí, sí.
Nos llegan años de oscuridad.
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