Ha sido leer la noticia sobre Ayuso y saltarme de golpe la palabra "demagogia" a la cabeza, a pesar que no estar seguro de que se trate de la palabra idónea. Cínica también.
Yo te digo que mucho bla bla bla y luego bien que te gusta irte de casoplón al campo (un trasunto de lo que le pasó a Pablo Iglesias y su chalé) y tú me dices que así funcionan las dictaduras comunistas. ¡Un 10 para el teatro del absurdo de esta señora! No se me ocurre una perla más surrealista salida de su boca.
Que está todo escrito, vaya.
¿Qué pretende Isabel Ayuso con este ataque tan gratuito? ¡Que te tengo calada, mujer!
Este tipo de discurso apela más a polarizar que a razonar, y suele servir para movilizar a una base ideológica propia, más que para responder con rigor. Evade el fondo de la crítica con absoluta hipocresía e incoherencia personal/política, recurre a etiquetas ideológicas extremas trasnochadas para deslegitimar al interlocutor sin argumentación sólida alguna buscando generar una reacción emocional en vez de un debate racional. Miedo me da llamarla estratega, porque no se lo merece, pero podría suavizar el "halago" denominándola estratega mediática desviacionista porque no hace otra cosa que cambiar (intentar) el foco del debate.
"Es así como funciona una dictadura comunista", Ayuso dixit de un gobierno democrático salido de las urnas tras unas elecciones generales, por mucho que no guste y por mucho que Feijóo no haya sido Presidente porque no haya querido. Estas manifestaciones son tan ofensivas que deberían pasar desapercibidas por ignoradas, pero ya sabemos que el morbo periodístico es lo que tiene y ella ¡lo sabe!
Muchas veces he dicho que la figura del populista debe estudiarse por mérito propio, es algo realmente difícil de entender para mi, pero más aún sus fieles seguidores.
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