Ayer me reincorporé a mi trabajo mañanero y tuve casi de todo. Muchos compañeros pasaron a saludarme -me consta que muchos me han echado de menos realmente, no es momento de ser cínico-, y la conversación versó recurrentemente sobre mis vacaciones, como no podía ser de otra manera, y sobre el tiempo: ¡no sabes de la que te has librado! ¡esto ha sido un infierno que parecía no tener fin!
Qué placer llegar hoy a La Esperanza y encontrarme la cruz verde de la farmacia iluminada con la temperatura indicada en rojo titilante: 13°.
Esta mañana Mocedades, de tranqui.
♫
Mocedades, *Poxa.
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