Mañana es martes de carnaval, aunque este año, como el anterior, el día de fiesta lo tenga sólo de nombre pues los carnavales siguen suspendidos por obra y gracias del COVID, maltito sea. Será hoy un lunes de paso, que será visto y no visto, un día donde gran número de trabajadores no lo harán para disfrutar de un largo puente.
Fue éste un fin de semana raro, solitario, lector, con tiempo para cenar con amigos -cena que empezó con mal pie, siempre hay alguien que apostilla todo y a todos con un humor que acaba cansándote-, disfrutando de la compañía de alguien muy querido que vive fuera de Tenerife y a la que vemos mucho menos de lo deseable, e ir al auditorio a disfrutar de un concierto diferente, esta vez de órgano y percusión (Joan Castelló a la percusión y Daniel Oyarzabal a los teclados) que terminó con el maravilloso Bolero de Ravel visto desde otra perspectiva. Un concierto al mediodía para terminar la mañana almorzando con mi familia, siempre más que agradable, preocupados todos porque nuestros padres se hacen mayores. La vejez, hablando claro, es una gran putada.
Pero hoy la vida continúa después de una noche de lectura y sueño ¿reparador?
♫
Ravel, *Bolero.
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