Comienza el jueves, mi día preferido; éste, además, el primero del mes. Ayer el calendario nos regaló un día de fiesta, La Candelaria, con intervenciones de "nuestro" inefable obispo, que tanto te habla de la libido infantil como de los gays, almas perdidas y en dirección al infierno. Pero volviendo a hoy jueves, de resaca después de un día dedicado íntegramente al dolce far niente. Día de lectura, serie de TV y siesta, no se puede pedir más. Sin trabajar, sin ordenador, sin whassap majadero y omnipresente... Algo tan sencillo y tan placentero. Me pregunto qué pensará el obispo sobre perder el tiempo de esta manera.
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