Buenos días. Hoy es uno de esos en que me ha costado un triunfo levantarme, tal es así que después del acicalamiento mañanero me quedé sentado en una silla del salón y creo que me quedé así, tal cual, dormido unos minutos porque abrí los ojos en un sobresalto. Ignoro si dios ayuda al madrugador, pero lo que está claro que uno nunca termina, del todo, de acostrumbrarse a madrugar.
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