Una semana dura, de esas que te dejan sin energías, sí, pero que ya se convierten en algo recurrente y uno, que va de duro -a veces; todo pura fachada-, puede con ella. Bueno, eso se intenta porque es lo que hay, es la época que nos ha tocado vivir, estamos de nuevo en aquel mundo de Dickens cuando era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura...
Un día sin trabajo para rematar la faena y terminar de recargar la batería, tarea mucho más ardua y lenta que recargar el móvil. Unos días de descanso, de lectura, de música, de Mozart, de compañía, de compartir, de cine.
Cine. Esta vez tres películas, buenas o muy buenas. Tres formas diferentes de hacer cine, un espectro amplio de oscuridad, tristeza y optimismo.
¿Qué pensará un norteamericano viendo "Figuras ocultas"? ¿se sentirá avergonzado por su historia de racismo casi casi de ayer?
Elizondo, el pueblo donde se desarrolla "El guardían invisible", un lugar precioso pero donde parece no salir nunca el sol. España gris y profunda de personajes potentes.
Dejo "Moonlight" para el final, magnífica, pero dura, oscura, como la vida misma. Quiero encontrarle un mensaje de optimismo, aunque sea entre líneas, pero no sé si logro llegar a él.
Las tres películas muy recomendables.
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